En la situación A, planteo una labranza convencional (y fuerte), ya que es un suelo que requiere de todos los objetivos de la labranza, como lo son: Aflojar y granular el suelo, controlar el material vegetal, establecer configuraciones verticales, incorporar materiales, sacar material inútil y compactar o afirmar superficialmente (al rededor de la semilla). Como es un suelo con raíces, piedras y está duro, usaría un subsolador o una fresadora, para que descompacte superficialmente el suelo, rompa y mezcle el suelo con la materia orgánica que hay de los residuos anteriores. (prelabranza). Luego retirar piedras o palos de gran tamaño. Dependiendo del clima y el suelo, procedería a arar con discos o cincel a unos 35 cm de profundidad y entre 40 a 45 cm de ancho, ya que estos implementos son fuertes y rompen el suelo según las necesidades. Seguidamente daría unos días para que se asentara el terreno. (anular animales que puedan dañar el cultivo). Luego haría la capa de crecimiento (labranza secundaria) con una rastra de dientes curvos, a unos 30 cm de profundidad, dejando así el suelo granulado (esto también se puede hacer con un cultivador). Luego con una táipa, nivelo y hago los surcos necesarios, en caso de no tenerla, se pueden hacer los surcos de manera manual.
En la situación B, ya que es un suelo apto para siembra, usaría labranza mínima; habría de quitarle la maleza, ya que en esta labranza se permite dejar los residuos del cultivo anterior. No pasaría arados, ya que no es necesario voltear o mezclar el suelo. Usaría un Ripper, ya que este se usa en la labranza mínima y trabaja solo en los primeros centímetros del suelo, y rompe terrones grandes en el caso que lleguen a haber.